Nos
encontramos ante la primera novela metaliteraria de un autor que está
comenzando a ser reconocido. Es una novela con la que pretende
reflejar de cierta manera la realidad de cada uno y la realidad por
sí sola. Son los actos de los seres humanos que hasta cierto
punto pasan desapercibidos a los mismos por pura cotidianidad que si
se ven desde fuera pueden llegar a impactar tanto.
Como
ya se ha comentado, esta es su primera novela publicada, a pesar de
que ha publicado en anteriores ocasiones cuentos y relatos en
diversas antologías como; Antología Z vol.6 Todos los
santos (Dolmen, 2012), Calabazas en el Trastero: Empresas (Saco de
Huesos, 2012), Cryptonomikon 4 (2011), Apenas unos minutos (2007),
Cartílagos de Tiburón (2005), Antología de
narrativa contemporánea (Buenos Aires, 2005), El día en
que nos dimos cuenta de todo (2004) y Leí el diario de un
extrano (2003), además de haber publicado en diversas revistas
especializadas.
En
esta novela encontramos a un personaje, Sergio, del que vamos a ir
observando su transformación según la realidad que él
conoce va mostrándole su verdadero rostro, un rostro monótono,
aburrido, viejo, roto, un rostro de papel y cartón. Además
hace continuas alusiones a la obra de teatro “Esperando a Godot”
de S. Beckett.
Sergio
se encuentra perdido en su propia realidad. Comienzan a sucederle
pequeñas desgracias en su ya perfecta vida (pues él
piensa que lo ha conseguido todo en la vida y no puede aspirar a más)
que van minando su cordura hasta el extremo de tener que visitar a
diversos psicólogos que acabarán por dictaminarle que
al haber cumplido sus metas y conformarse con ellas pierde el sentido
de su vida.
Lo
que acaba transformándole son, como ya se ha dicho, las
desgracias que le ocurren, como por ejemplo que todo lo que le rodea,
aunque esté nuevo, acaba rompiéndose o dejando de
funcionar en sus manos, así como que empieza a percatarse del
extraño comportamiento de las personas que le rodean.
Sus
amigos no hacen más que repetir las mismas conversaciones de
siempre, los mismo temas.
“El
espectáculo prosiguió para los demás. Luis,
ignorando la expresión resignada de Sergio ante el carrusel
interminable que se presentaba ante sus ojos, habló a toda
velocidad de él mismo, de sus líos con las mujeres, de
lo poco que había dormido, de la televisión, del
trabajo, de que Sergio debería tomarse las cosas con más
tranquilidad, como hacía él; mencionó incluso la
necesidad de buscarse una amante. Se rió al decir esto y le
dio otra fuerte palmada en el hombro. Sergio se desequilibró
con el golpe, observó a Luis y a los otros, y empezó a
sentir pánico. Pensaba que, efectivamente, era como la
interminable representación de la misma obra. Y él
estaba en medio. Los miró uno por uno. <<Fanfarrón,
tonta, tímida, gracioso>>, pensó. Luis seguía
hablando, Laura también, Raquel permanecía en silencio
en el rincón y Aldo, murmurando con aquel tono tan depresivo y
agobiante. <<Sí, son todo eso>>, pensó, y
después se dijo: <<¿Y yo qué soy?>>.
Se puso de pie. Cómo no tener miedo.”
Su
mujer, María, tiene el increíble talento de que todo le
haga feliz o no le de importancia. En un momento de la obra le
anuncia, sonriente que le han robado el coche.
Aquí
tenemos un ejemplo de cómo actúa su mujer. Se trata de
un personaje plano que actúa acorde con como debe actuar
alguien que interprete ese papel, es como si sólo tuviera
desarrollada esa faceta y no fuera una persona real;
“-
Seguramente esto es lo que se llama volverse loco – le dijo a María
-. Al menos es un cambio. Incluso un avance.
-Si
estás loco, entonces hay que llevarte al psiquiatra.
-Pues
sí. -Se rió, sin pensar siquiera lo que decía -.
Supongo que es obvio.
-Vale,
pues mañana busco uno -contestó ella, y volvió a
ver la televisión.” (p.72)
Cuando
él le cuenta las cosas horribles que le ocurren diariamente
ella siempre responde con un <<Son cosas que pasan>>
y continúa felizmente haciendo lo que estuviera haciendo en
ese momento.
Además
sus padres se comportan como si él no existiese y observamos
la diferencia de cuando Sergio habla del recuerdo que tiene de sus
padres, de su casa familiar, que siempre le resulta acogedora, a
cuando aparecen por primera vez en la obra, que le procuran ignorar y
hacen como si no estuviese.
Se
pueden hacer lecturas paralelas de esta obra, ya que tiene diversas
interpretaciones. Puede ser que en realidad sea una obra de teatro ya
que hay unos capítulos llamados “Entre Bambalinas” donde
los personajes comentan su actuación y aparecen representados
como “Actores” (Actor 1, Actor 2). En este caso, la obra sería
como si los personajes estuvieran actuando en directo y cuando uno de
ellos se sale del guión los demás hacen como si
continuara con el diálogo establecido. Otra interpretación,
que parece más correcta, es que es una metáfora de la
vida, de la realidad, donde Sergio representa a cada uno de nosotros
y el escenario en el que se mueve (la obra en sí) fuese su
propia psicología que poco a poco se va desmoronando
literalmente, ya que el escenario en el que aparece se va degradando
a la ruina.
El
personaje de Aldo es también muy interesante, ya que, como
Sergio, parece “despertarse” en mitad de la obra y darse cuenta
de que todo lo que le rodea es repetitivo y falso, además es
muy curioso que cada vez que habla es absolutamente ignorado y él
se percata de todo eso. Tiene arrebatos de cólera,
desesperación y ansiedad a lo largo de la obra, sobre todo en
el bar en el que se reúnen, donde suceden diversos de estos
episodios, que, en una situación normal llamarían la
atención de cualquier persona que hubiese en la sala pero que,
sin embargo, pasan totalmente desapercibidos para sus amigos y el
resto de la gente. Estas situaciones resultan muy frustrantes incluso
para el lector.
El
estilo de la obra puede resultar sencillo si no fuera por la
complejidad de la filosofía que transmite en sus metáforas.
Hace estar constantemente atento a lo que se está leyendo ya
que en cualquier momento se pasa de una situación normal, al
pensamiento de Sergio, a un recuerdo, o a otra escena distinta dentro
de la misma escena. Esto es debido, también, a que se trata de
un narrador focalizador, que salta de un personaje a otro sin que el
lector se de apenas cuenta. Esta es una técnica difícil,
que, para que esté correctamente expresada hay que tener mucho
cuidado.
Está
escrito en un lenguaje que varía desde lo culto hasta lo
coloquial e incluso en ocasiones, lo vulgar, dependiendo si está
hablando un personaje o si se trata del narrador.
Esta
obra hace plantearse que la
vida es como una obra de teatro, en la que cada
uno ha de interpretar su papel, sin salirse de lo que se espera en
cada momento, así la función podrá terminar con
una gran ovación final.
PSD.